domingo, 27 de julio de 2008

Paredón - Héctor Ranea


PAREDÓN
Héctor Ranea

Entre mate y bizcocho, Anglada me dijo, la última vez que fui:
—Ese paredón ahí enfrente: ¿lo ve? —Hace una pausa—. De ahí para adelante, era río. —Toma mate—. Le juro, vea, mire. —Piensa—. Mi mujer vino con el cuento de que por ahí se aparecían demasiados muertos. —Suspira—. Fue a la policía y nunca más volvió. —Amaga encogerse de hombros. Sus ojos brillaron de mal modo. Siguió: —Mientras lo levantaban para que no se vean más los muertos, vino uno que decía llamarse Albano no sé cuánto. Me dijo: “Anglada, dé usted gracias que le perdono la vida, pero nunca se me acerque al paredón”.
Desde que salí de lo de Anglada un auto me sigue.

Ilustración de Lynnette VanEpps-Smith.

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