domingo, 12 de octubre de 2008

Alfonsina - María del Pilar Jorge


Se despertó sobresaltada. Aún era de noche y el malestar había regresado, ese malestar insidioso que, instalado en su cuerpo, permanecía torturante.
Alfonsina buscó un vestido y salió a la calle. Hacía frío, pero se echó a andar, mientras el viento agitaba su pollera y la despeinaba. En la penumbra gris de la madrugada, bajó a la playa. Sus pies se hundieron en la arena húmeda. Avanzó a ciegas, hasta que el agua helada le golpeó las piernas. Percibió la fuerza de las olas, esa fuerza que a ella le faltaba. Cuando el mar la alcanzó, abrió los brazos y se dejó llevar. Por un momento, le faltó el aire. Luego, todo se aquietó. Mientras las algas le acariciaban la cintura, el dolor formó parte del olvido.

1 comentario:

Unknown dijo...

muy lindo mami, ojala el suicidio fuera tan poetico... te amo.