martes, 26 de enero de 2010

Las mil y una bodas - Martín Gardella


Mientras el centro comercial permanece abierto, un vestido blanco se exhibe inmóvil en el escaparate. Cada noche, apenas el sereno abandona la sala, comienza la fantástica escena de la boda, en la que la novia imaginaria contrae matrimonio con un muñeco elegante de la sección de hombres. Todo el mobiliario los observa, mientras bailan un mágico vals vienés entre los percheros. La fiesta continúa alegremente hasta el alba, en que vuelven la quietud, el desamor, la indiferencia. Antes que se enciendan las luces del salón, los recién casados acuerdan su divorcio, sólo por las dudas. Saben que así sufrirán menos por la ausencia, en caso que uno de ellos tuviera la desgracia de partir.

Tomado de http://livingsintiempo.blogspot.com/

Foto: El Frutillar, Nanim Rekacz

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