domingo, 6 de junio de 2010

El cántaro y la fuente - Óscar Román Alconada


Ninguna alarma se le resistió en nuestra urbanización, todas fueron desactivadas. De esa casa se llevó un televisor; de ésa, el coche del garaje; de ésa se llevó las joyas; de ésa, un ordenador; de la última se llevó el fruto de una escopeta que velaba, sin alarma, temerosa.

Tomado de http://oscarroman.com/

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