jueves, 31 de marzo de 2011

Refutador de ciertas propiedades de los espejos - Sebastián Chilano


La realidad demuestra que los espejos no hablan. Que no ocultan universos. Que no son la puerta de entrada a ninguna parte. Y que no esconden monstruos que salen durante la noche para atemorizar a los durmientes. No hay nada excepcional en ellos. Lo único digno de mención, mágico, si se quiere decir, es que tienen la particularidad de envejecer a quién se atreva a mirarse en ellos. Basta hacer la prueba. Mirarse un día. Ese mismo día más tarde. Al día siguiente. Al mes. Al año. Si no existieran los espejos, probablemente el ser humano no envejecería. Y si lo hiciera, al menos no le importaría tanto.

2 comentarios:

El Titán dijo...

Muy bueno y cierto, aunque a mí no me importe envejecer...

Joaquín C dijo...

Y Dorian Grey intentó ocultar su vejez en un espejo, pero tampoco le funcionó. Muy bueno