viernes, 8 de febrero de 2013

Meretriz soluciona el incidente Fausto - Alejandro Bentivoglio


El conjuro no resultó demasiado bien y el demonio que apareció resultó ser un vecino que había pasado por ahí y vaya a saber por qué había abierto la puerta. Por supuesto que se negó a prometer riquezas y mucho menos el amor de una mujer. Apenas se dignó a sentirse ultrajado por los desmedidos pedidos de Fausto que, luego de echar a patadas a su malogrado invitado, tomó el teléfono para comprar por unas horas lo que se le negaba a perpetuidad.


Tomado del blog: Memorias del Dakota
Sobre el autor: Alejandro Bentivoglio

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