miércoles, 29 de mayo de 2013
Laboratorio de sueños - Sergio Gaut vel Hartman & Raquel Sequeiro
Arrojó el cigarrillo al charco y saltó. Había estado pensando en Gustavson, el único paciente con el que se sentía ligado por una relación afectiva, un sueco con el que uno podía conversar sin sentir que lo hacía con un imbécil. Pero eso no era suficiente para hacerle cambiar de idea. El mundo es un nido de idiotas, reflexionó, un agujero negro de miserables y pervertidos. Gustavson le había contado todos sus sueños, pero no lo hizo para que los investigara y lograse descifrar algo, lo hizo para que el viaje fuese menos monótono, para que, momentáneamente, el hecho de no vislumbrar tierra y estar terminando las reservas de comida resultase menos pretencioso. Había un laboratorio en el camarote de Gustavson y a él le gustaba llamarlo de una forma especial, porque, al abrir la puerta del espejo, el mundo dejaba de ser sólo agua y un barco solitario.
Acerca de los autores:
Sergio Gaut vel Hartman
El examen – Héctor Ranea
Mi cuerpo me ha interpelado otra vez a través de mi salud. Ahora se trata de otra cuestión relacionada con el corazón, parece que no marca el paso o algo así. Esto no tiene fin. Mi médico me dijo:
—¡Qué quiere que le diga, don Héctor! Su salud se vino abajo en estos tres meses. Muy abajo. La presión se fue para arriba, pero eso significa que usted está todo para abajo. La función renal y la hepática están mal, muy abajo todo. Mal, mal.
—¿Tan abajo se vino todo? ¡Si estaba bien hace tres meses, Doc!
—Como será que se vino abajo que yo me morí hace dos meses y el diablo me puso de control de ingreso al infierno. Con eso le digo todo.
—¡Cómo dice!
—Lo que escuchó. Pero no se aflija, usted está tan mal que no sé si le doy la admisión.
Acerca del autor:
Héctor Ranea
sábado, 25 de mayo de 2013
Aquel frío alucinante - Fernando Andrés Puga
Olió el trozo de queso rancio. Entró. Movió el resorte. La puertita se cerró y quedó atrapada. Tardó unos segundos en descubrirlo. ¿Y ahora?, se dijo, ¿cómo salgo de acá?
Empezó a oscurecer y con el sol se fue el calor.
Antes de morir, la sacudieron unos cortos espasmos.
Inmóviles detrás del vidrio roto, el niño y el gato parece que sonríen mientras la saliva les resbala por la comisura de los labios.
Acerca del autor: Fernando Andrés Puga
Cenizas – Sergio Gaut vel Hartman & Raquel Sequeiro
El manuscrito ya no existe, pero no porque un ladrón lo haya sustraído de la caja fuerte en la que Rafael lo había guardado, no existe porque todo lo que queda de él son cientos de finas capas de ceniza, tan frágiles que podrían ser dispersadas por la brisa más débil. Con esa muerte acaban de morir también sus propias imaginerías, los recuerdos y temores, los enojos, miserias y secretos que creyó bien guardados y que un perverso demiurgo logró que vomitara sobre el papel. No sabe si después de este traspiés insensato volverá a escribir, porque todo cuanto existe está en ese... Y no existe. La ferocidad de la mirada de Rafael es inmortal; subyugadora mente extraña la suya, como un dios, deshace y hace lo que quiere. No piensa escribir una historia normal. Esta vez un comic sencillo, con dibujos serviles que pervivirán en el inconsciente colectivo.
Acerca de los autores:
Sergio Gaut vel Hartman
Raquel Sequeiro
jueves, 23 de mayo de 2013
La reinstalación del honor - José Luis Velarde
A primera vista el honor puede revelar una buena apariencia, aunque el aspecto provenga más de las opiniones conseguidas desde el inicio de los tiempos que de situación reciente. Basta referirse al honor para conseguir respeto. Pareciera establecido en un artículo constitucional.
Visto desde otras perspectivas podría exhibir un perfil ganchudo y feos promontorios de iniquidad, porque no siempre el honor es quien dice ser. Hubo honores establecidos sobre acciones terribles. Honores que reverenciaron poderes malvados tras batir al verdadero honor tantas veces depuesto por émulos de abolengo rastrero. El honor puede surgir de una paciente instalación. Un fantasma servil de apariencia conmovedora y farsa irremediable. Un engaño exquisito donde se confundan los matices auténticos que un día inspiraron respeto a quienes fueron capaces de enarbolarlo sin engaños.
El verdadero honor advierte que muchos prefieren sustitutos de tintes luminosos y excéntrica movilidad.
El verdadero honor permanece en la sombra.
Acerca del autor: José Luis Velarde
Los hombres no lloran - Fernando Andrés Puga
Los hombres no lloran
Cuando el Coronel vio asomar por la ventanilla la mano sin tristeza del hijo que partía, al fin caí de la comisura de su ojo derecho.
Hace días que, con mucho esfuerzo, me retiene allí el orgullo desproporcionado de este hombre maduro, pero al ver el burlón balanceo de esa mano haciendo realidad la partida, no aguanté más y reventé contra los viejos mosaicos del andén.
Empiezan las lluvias de agosto y soy una más entre las gotas. Nadie sabrá de mí; ni el Coronel.
Acerca del autor:
Fernando Andrés Puga
En los brazos de oniria - Sergio Gaut vel Hartman & Ana Caliyuri
Estaba aburrido de soñar todas las noches lo mismo. El viento azotaba su rostro pétreo, caía una llovizna helada y no había una sola luz encendida en la calle. En este punto el sueño se bifurcaba. En algunas variantes se trepaba a una cornisa y recordaba sus tiempos de estudiante en el instituto, antes de conocer a Lucía. Por lo general saltaba al vacío y moría luego de agonizar en soledad durante varias horas. En otras, la cosa era un poco más divertida, y cuando saltaba, pasaba directamente a otra dimensión. Allí, burbujeaban las cosquillas en el vientre de Lucía, y él, eximio espectador, reía a mandíbula batiente como neonato sin cicatrices. Asi era, como el pobre tipo renacía cada noche,y también cada noche moría. Oniria era una poderosa mercenaria, siempre la compraban las peores pesadillas.
Acerca de los autores:
Ana Caliyuri
Sergio Gaut vel Hartman
martes, 21 de mayo de 2013
Estéril – Sergio Gaut vel Hartman
Tisher se aseguró de que Al-rabbán asistiera a la asamblea y de que Junner permaneciera en su casa, custodiado por dos gorilas idiotas, entrenados para retener a la gente en algún lugar neutral. Era el día previsto para que todos los colonos de Fourthess debatieran la permanencia de los terrestres en ese mundo inhóspito y no quería correr el menor riesgo. Pero el planeta, sin ayuda de ninguna criatura de mente superior o inteligencia reconocida, se encargó de que todas las previsiones se desmoronaran. Soplaron vientos de trescientos kilómetros por hora, cayeron trozos de hielo del tamaño de estadios deportivos, se abrieron grietas en el suelo de doscientos metros de ancho. El debate, por lo tanto, resultó absolutamente innecesario.
Acerca del autor:
Sergio Gaut vel Hartman
Milagro de miel en Praga – Héctor Ranea
—En una catacumba olvidada de Praga encontraron miel de tres mil años de fabricada, guardada en un recipiente de plata apenas dañado por el óxido.
—Caramba. Eso parece interesante, profesor.
—Ciertamente. Y lo que es mejor, el arqueólogo lo consultó con una bióloga que hizo el análisis bacteriológico y la encontró sin trazas de bioma nocivo.
—¡Perfecto, genial! El antibiótico universal.
—Estaba dedicado a una diosa, así que las patas de insecto encontradas eran totalmente extemporáneas.
—¡Cielos, insectos!
—No eran patas de abejas, sino de escarabajos.
—O algo peor.
—Buscaron en las proximidades y encontraron un escarabajo monstruoso.
—¡Aj!
—Era Gregor Samsa.
—¿Está muerto?
—Sí; por supuesto. Muerto; claro.
Acerca del autor: Héctor Ranea
Impotencia - Ana Caliyuri
Acerca de la autora: Ana Caliyuri
Tardecitas sombreadas - Diana Sánchez
Luego de pelearse a los gritos, la pareja de ancianos se sentaba en el patio debajo del paraíso, a disfrutar de la sombra.
Un día, el viejo furioso, le pegó en la espalda a la vieja. Ella juró vengarse.
Esa noche la tormenta quebró una de las ramas del árbol. Cuando la anciana salió a barrer, lo notó, y con rapidez cambió las sillas de lugar. A la tardecita salieron al patio. Al volver con el mate, el anciano, aplastado por la rama, le imploró ayuda. La anciana volcó la pava sobre la mano del viejo y salió a la calle. Parecía volar.
Acerca de la autora: Diana Sánchez
La introspección de la mantis - Cristian Cano
Después de comer tomamos café. Era raro observar cómo una mantis religiosa que pesa cincuenta kilos le pone azúcar a su taza y revuelve. Nunca sonrió. Tampoco reaccionó a mis chistes sobre política, pero me gustó permanecer en silencio y observarnos. Aunque, por momentos, creí que miraba el mantel. Seguramente, su constitución le otorga todo un extraño panorama del mundo. Novedosos sentidos que bien pudiesen explicar el por qué permitimos que nos gobiernen como a un rebaño de ovejas. Chasqueó el aparato masticador y, creo yo, me terminó por sonreír. Pero tampoco me puedo quedar con el significado enigmático de esa mueca. Con un español perfecto me dejó pensando cuando me dijo que no comprendía por qué estropeamos el planeta y que el siguiente lugar habitable se encuentra muy lejos. Se levantó y dejó propina: me sentí un estúpido cuando la camarera me preguntó en qué pensaba.
Acerca del autor: Cristian Cano
viernes, 17 de mayo de 2013
Teología cifrada - Héctor Ranea
—Piensen que si el SPD sale contra la HDB entonces tendrán un problema EPN durante el JDD.
—Perdón, profe ¿qué quiere decir SPD, HDB y el resto?
—SPD es por —escribe en la pizarra— Sentencia Profanando Divinidad. HDB es Hipótesis Divinidad Brillante. El resto tendría que mirarlo, estoy tan acostumbrado a usar siglas...
—Gracias.
—Como decía, si el SPD sale así entonces recurrirán a la FRDSBN .
—¿Y qué es eso, profesor?
—Bueno. La F es por FRT, la R por RDB, la D por —garabatea algo en la pizarra y se da vuelta mirando al estudiante. Este se levanta con algo en sus manos. —la D por DFSG, la S por... ¿Y eso, qué es?
—Una ATAA —responde con calma el estudiante.
—¿Y qué es una ATAA?
—Una Ametralladora Thompson Automática Americana, profesor.
El profesor tuvo un DS seguido de un PC que le provocó MS.
Acerca del autor: Héctor Ranea
La arenga - Luis Benjamín Román Abram
¡Escúchenme bien!, dos meses de beligerancia son excesivos. Ya hemos tenido muchas pérdidas y solo hemos acumulado derrota tras derrota. Este cinco por ciento de territorio no lo perderemos, tampoco nos devolverán al espacio. Este trozo desértico, indeseado por ello, se queda con nosotros.
Piense en sus familias, ¿a dónde irán si esos seres nos expulsan?
No continuaré ocupando esta señal de comunicación, cada unidad tiene sus órdenes, sigan a sus jefes.
Los invasores estaban irremisiblemente condenados, rodeados del más sofisticado armamento, era cuestión de tiempo que los millones de humanos echaran de la Tierra a quienes sobreviviese su contraataque.
Sobre el autor: Luis Benjamín Román Abram
miércoles, 15 de mayo de 2013
El cartílago débil – Héctor Ranea
Me tropecé con la alfombra, me caí y me golpeé la rodilla. ¡Maldita rodilla! Otra vez con eso de la rodilla. ¿Para qué tendré rodillas? Menos mal que estoy solo, porque si hubiera visto mi mujer cómo cayó la taza con café en el tapizado del sillón, contrata un pelotón de fusilamiento. Por suerte, estos quitamanchas que me dieron las vendedoras, surtió efecto. Antes de que llegue doy una repasada a eso, a la pared y ya está; pero la puta rodilla me molesta. Me parece que esta vez es peor que nunca. Me di la inyección que me aconsejaron para la última caída, pero no hace efecto. Está hinchadísima.
¿Qué necesidad tenía de servirme un café? ¿Por qué mis rodillas son tan frágiles? Me resfrío de nada, me duelen los testículos. La verdad, prefiero seguir siendo lobo. Esto de transformarme en hombre cada Luna llena, me da pánico.
Héctor Ranea
Él sabe - Paula Duncan
Después de trece meses visite a mi viejo y excéntrico psiquiatra. Tuvimos una charla amena café de por medio y me invito a volver a mi viejo grupo. "Aunque sea un tiempo para saber por dónde andas", me miró y sonrió; yo también. Él sabe que hablo con mis gatos, tengo duendes en el jardín y me gusta pasear por los espejos; me olvidé de contarle que hace unos días me siento acompañada, hay una presencia amigable detrás mío; no se quién es, solo sé que es un hombre...
Acerca de la autora: Paula Duncan
Visita familiar - María del Pilar Jorge
Fue entonces que nos abrazó a todos y a cada uno; para luego suplicarnos con voz tenue que la dejáramos regresar. Finalmente, después de mucho cabildeo, decidimos volver a colgarla en la pared.
Acerca de la autora: María del Pilar Jorge
¿Recuerda la última? - Fernando Andrés Puga
¿La última vez que llovió? ¡Y, no se anduvo con chiquitas! Las alcantarillas de la esquina se llenaron con las hojas de los fresnos de la cuadra y, encima de eso, el agua que venía en correntada por la pendiente junto al cordón arrastró todo lo que halló a su paso: bolsas, botellas, cartones, telgopor... En fin, que se hizo un tapón en la esquina y el agua empezó a subir. Al día siguiente el barrio amaneció vacío y cuando al fin pudimos regresar, con el desamparo sobre los hombros, ya no quedaba nada. Hubo que volver a empezar, aunque me está costando esta vez. Es que ya estoy grande ¿vio?
Acerca del autor: Fernando Andrés Puga
Desastres lógicos - Virginia Cortés
A – Es todo muy interesante, pero si me disculpa usted, debo retirarme; la naturaleza llama…
B – Ah, claro. Desea usted ir al toilette, por supuesto. Pero me temo que no podré disculparlo en esta ocasión porque también a mí me llama.
A – A mí me ha llamado primero.
B – Pero se arrepintió. Por eso ahora me llama a mí. Sepa retirarse como un caballero.
A – En eso estoy…
Acerca de la autora:
Virginia Cortés
lunes, 13 de mayo de 2013
Desastres médicos - Virginia Cortés
A – Es todo muy interesante, pero si me disculpa usted, debo retirarme; la naturaleza llama…
B – Ah, claro. Desea usted ir al toilette, por supuesto.
A – Me temo que no es un deseo, sino una necesidad que debo satisfacer. Tiene todo que ver con la salud, no con el placer, se lo aseguro.
B – Entiendo.
A – No lo creo.
A se dirige al cuarto de caballeros a la hora exacta en la que el eminente médico toma su receso y lo asesina brutalmente a cuchilladas, mientras le dice enardecido “¡Te dije que era un psicópata! ¿Cómo pudiste fallar un diagnóstico tan evidente?”. El alma del occiso se eleva rezongando “Porque soy un clínico, no un psiquiatra”.
Acerca de la autora: Virginia Cortés
sábado, 11 de mayo de 2013
Larga distancia - Luis Benjamín Román Abram
Había trascurrido un dilatado tiempo desde que su padre dictara la norma que les prohibía salir del infierno e ir a la Tierra como demonios rojos. A él no le guardaba rencor, comprendían que estaba velando por un tratado con el divino. Entonces un grupo de sus hijos encontró la solución, comenzaron a venir a nuestro mundo como humanos recién nacidos.
Sobre el autor: Luis Benjamín Román Abram
Aviso atrasado - Jorge Ramos Cabezas
Hoy ha venido a las puertas del caserón un hombre disfrazado de mi abuelo, con las mismas ropas, medallas, anillos y demás afeites con que fuera retratado el día de su muerte. Lo más extraño del hecho es el brevísimo diálogo que sostuvimos.
—Te vas a morir el 7 de diciembre de 1949 —me dijo aquel sujeto, mirándome gravemente a los ojos.
—¿Cómo? Pero eso es imposible, estamos en el año 2011.
—Eso es lo que tú crees —respondió, impertérrito.
Publicado originalmente en Fix100. Revista hispanoamericana de ficción breve. Nº 3, abril de 2012
Sobre el autor: Jorge Ramos Cabezas
jueves, 9 de mayo de 2013
Lo último en estupidez - Cristian Cano
Alardeaba con lo último en tecnología, por eso me acerqué y le comenté sobre "lo último de lo último". Le dije que mi dispositivo nunca se bloqueaba y que duraba cien años. ¡Siempre anda y no necesita baterías! Se asombró cuando comparé las resoluciones de pantalla. Le aseguré que era muy similar a la de un ojo humano. Siempre está cargado y para acceder a la infografía tenés que pensar en ella. La velocidad de transmisión de datos se ajusta a tu medida, le dije. ¡Se emocionó y puso como loco! Es más, los bits ingresan directamente a tu cerebro. No hacen falta cables, bluetooth ni wi-fi ni ocho cuartos. Se le caían las babas. Después de pagarme mil dólares, le di el libro.
Acerca del autor: Cristian Cano
Ultraposapocalíptica – Jorge Ramos Cabezas
…Sin embargo, la máquina, la única con vida sobre el planeta, lamentablemente decidió volver atrás, muy atrás. Cogió un puñado de polvo y otro poco de aceites cósmicos, hizo un amasijo, creó figurines con él y sopló. Luego, decidió ser Dios.
Publicado originalmente en Plesiosaurio. Primera revista de ficción breve peruana. Año IV, nº 4, vol. 2, diciembre de 2011.
Sobre el autor: Jorge Ramos Cabezas
martes, 7 de mayo de 2013
Miradas - Mónica Ortelli
Tras cuarenta años de felices acuerdos, ambos presumen de entenderse sin palabras.
Casados por trámite civil, en su momento prefirieron comprar la cama grande a los anillos; después, se olvidaron. O casi, porque ahora ella mira su mano un tanto artrítica y piensa que le gustaría lucir un aro de oro junto al cintillo heredado de su madre. Entonces la extiende y pregunta sonriendo a su marido:
—¿No crees que ya es hora? —Mueve el dedo anular con cierta dificultad—. ¿No te gustaría a vos también? —agrega entrelazándole los dedos. Él observa las manos de los dos, la mira a los ojos intensamente y asiente.
Al otro día, irá contento a reservar la excursión para las aguas termales.
Tomado del blog Ni vara ni cuchillo
Sobre la autora: Mónica Ortelli
Soñar cuesta - María del Carmen Lammoglia
Soñaba que descendía en un ascensor. De repente éste se detuvo en un entrepiso y comenzó a sentirse mal. Alguien jaló sus pies y se encontró atorado en el canal uterino de su madre. Soñaba que nacía, que cortaban el cordón umbilical, pero algo o alguien se lo impedía.
Semi inconsciente, volvía al encierro del ascensor y su claustrofobia le invalidaba todo movimiento.
Del libro Extraña Variedad
Sobre la Autora: Maria del Carmen Lammoglia
Sobre la Autora: Maria del Carmen Lammoglia
domingo, 5 de mayo de 2013
La Contrincante del Espejo - Mario César Lamique
Desde niña se sintío vulnerable día a día al mirarse al espejo y ver a esa persona imitando cada uno de sus movimientos, imitando sus gestos, miradas y aún -estaba segura- cuando ella cerraba sus ojos para no ver tremendo plagio, del otro lado la estaban observando.
Se mudó a diferentes casas con diferentes espejos pero siempre con la misma imitadora; tiró piedras, sillas y hasta le disparó con un arma que pudo conseguir sin que su esposo supiera, pero al traer un nuevo espejo, su enemiga parecía renacer.
El tiempo y los espejos suelen aliarse en nuestra contra.
Llegó el momento en que no pudo soportar más a esa mujer ya con arrugas, con mirada perdida que insistía en copiar sus acciones.
Se paró frente al espejo dando muerte a su contrincante, que no logró sobrevivir a su última imitación.
Sobre el autor: Mario Cesar Lamique
La estudiante de arquitectura - David Moreno
Mientras acaricia mi cuerpo repasa la lección entre susurros. Capiteles, frisos y cornisas parecen términos que domina con soltura. Mas sorprendida queda en cuanto descubre la incipiente columna jónica que escondo entre mis piernas.
Tomado de No Comments
Sobre el autor: David Moreno
Sueño - Carlos Rodríguez Arévalo
Después de llevar más de 15 minutos revisando los papeles en este cuarto sin poder encontrar nada, me doy cuenta que en realidad no distingo las letras, mucho menos las palabras. Todo es confuso, todo el ambiente es un remolino despojado de realidad, creo que la vida ha comenzado al fin. Lastima que solo durará unas cuantas horas.
Sobre el autor: Carlos Rodríguez Arévalo
viernes, 3 de mayo de 2013
El alcohol y la fama - Héctor Ranea
—¡Te juro que vi vomitar a un perro!
—Los perros vomitan siempre ¿qué tiene de raro?
—Me pareció que este me miraba raro. Como si dijera que le cayó mal el vino, que lo disculpe.
—¿Todo eso te dijo el perro? ¡Tú debes estar borracho!
—¿Insinúas que me tomé el vino?
—¡Más que tomártelo lo mataste, literalmente!
—¿Lo maté junto a un soneto o qué?
—¡Dije literalmente, no literariamente!
—Nosotros los perros tenemos un lenguaje limitado. Mis qualia son mis qualia. No me sigas rompiendo la paciencia que tengo poca.
—¡Ya lo creo! ¡Andá a la cucha!
Acerca del autor: Héctor Ranea
El zapatero - Jorge Ramos Cabezas
Publicado originalmente en Ónice. Año IV, nº 3, noviembre de 2009.
Sobre el autor: Jorge Ramos Cabezas
Sombras – Luis Benjamín Román Abram
Ya llevo tiempo buscando el origen de nuestra especie, y eso ha comprendido estudios biológicos, antropológicos e históricos, he incluso he ido mucho más allá.
¿Por qué nos dormimos en momentos impredecibles, no debería tener más que ver con el cansancio que con la arbitrariedad? o ¿por qué solo existen los colores en nuestros sueños? Claro, a la gran mayoría no les parece extraño, así han visto al mundo siempre y están perfectamente organizados en torno a esto.
No me asustaría que me digan que somos vampiros o fantasmas, pero sé que no es la respuesta.
Pero algo vislumbro, que al final terminaré alineado o con la secta radical que recita sin público que somos los sueños de una especie llamada humana.
Sobre el autor: Luis Benjamín Román Abram
Letra chica - Claudia Sánchez
En la pantalla está Animal Planet, sin sonido. Los buitres observan la debilidad de su presa, que lucha por sobrevivir, y saben cómo revolotear sobre ella hasta agotarla y, quizás, vencerla. Los lobos, al mismo tiempo, huelen su miedo y la acechan desde lejos, pero siempre haciéndose notar, para poder controlar a los buitres y a su presa a la vez.
Tendría que tomar decisiones cruciales durante ese fin de semana. Los abogados se fueron, dejándole media docena de carpetas, no sin antes expresarle sus efusivas condolencias y ponerse a su enterísima disposición.
Puso a hacer café, apagó la TV y los teléfonos y se acomodó en el sillón grande, frente a la mesa ratona donde quedaron las carpetas. La simple ojeada a tanta letra chica le dio un poco de miedo. Sin darle mucha cabida a ese temor, comenzó por el principio: buscó sus nuevos anteojos de leer.
Sobre la autora: Claudia Sánchez
miércoles, 1 de mayo de 2013
Justa venganza - Luisa Hurtado González
Antonio Pérez Molina. Al oír su nombre, el pasado del que huía me alcanzó.
Nos habíamos conocido cinco años antes, yo acababa de casarme y él era el dueño del hotel en donde nos hospedaríamos. Poco después Ana me dejaba, yo hacía un pacto de no agresión con la nueva pareja e iniciaba una nueva vida.
Pero la vida es sorprendente.
Antonio y Ana se habían separado pronto, en cuanto a él le acusaron de fraude. Y ahora, él era el principal acusado de un asesinato. ¿Mi misión? Defenderle.
“Sin rencores”, dijimos cuando nos vimos. “¿Una copa?”, pregunté. “Ya no bebo, ¿una gaseosa?” y nos reímos. “¿Cómo lo ves?” “Bien, lo veo bien, este recibo es la coartada perfecta”, dije guardándolo en una carpeta para perderlo después. Sonreí, dentro de muy poco vería su rostro mirándome desde el banquillo con absoluta desesperación.
Tomado del blog Microrrelatos al por mayor
Sobre la autora: Luisa Hurtado González
Una nueva vida vida - Alejandro Ramírez Giraldo
Escondido detrás de un árbol, veo a todas las personas que han concurrido a mi entierro. Allí están todos mis amigos y enemigos (que se muestran falsamente compungidos). Está mi madre, mi esposa y mis hijos (lloran aunque no sé si son sinceros). Están mis acreedores, ¡que son muchos! (y no pueden ocultar su sincera preocupación).
No ha sido difícil fingir mi muerte. He tenido que sobornar unas cuantas personas, pero todo ha salido bien. A cambio de eso puedo darme el lujo de suprimir toda mi vida anterior y empezar una nueva. A poca distancia de aquí me está esperando una mujer; huiremos tan lejos como podamos y construiremos una nueva existencia.
El entierro de ella fue ayer.
Tomado del blog: http://www.minicuento.com
Sobre el autor: Alejandro Ramírez Giraldo
El destino del dios blanco - Jesús Ademir Morales Rojas
Arthur Gordon Pym no murió. Transcurrieron eones en las entrañas del gigante blanco. Sin embargo, cuando el monstruo quedó varado en la playa vacía, Arthur Gordon Pym escapó de los restos putrefactos del dios antártico. Decidido a explorar los límites de su propia racionalidad, forjó un navío con los huesos del coloso. Desde entonces transita por las aguas frías de una Antártida oscura e infinita: hace mucho tiempo que el mundo ha dejado de girar y lo único que altera las penumbras heladas- bajo constelaciones que se desploman una a una- es el fuego de una mirada perdida en horizontes en perpetuo devenir. Cuervos de llamas en busca de su propia estela.
Sobre el autor: Jesús Ademir Morales Rojas
Alineaciones temporales - Raquel Sequeiro
Año 172, los rusos intentan derribar el muro de Berlín, estamos escondidos como ratones en los túneles de uranio de Stalingrado. Éćuba protesta todo el tiempo, insertada como un marsupial en mi bolsa, doblada y vuelta a doblar. Cayo Julio César Napoleón dobla y redobla los ciclos, encaja el sonido de los tambores con el de los cañones, me dejo la piel intentando sacar a María de una guerra. Nací soldado y, en cada una de mis vidas, el chupasangre autóctono de la quincuagésima dimensión, me hace la vida difícil. Me dedico a escribir ucronías todo el tiempo, pero el tiempo se ha detenido y decido crear mi propia órbita, nebulosa, mundo, submundo y ultramundo.
—¿Puedo ir contigo? —pregunta Éćuba, desdoblada y sencilla.
El viaje es un mudo sentimiento entre galaxias. La vibraciones del violín ocupan todo el aire y los rusos nos persiguen en su nave cuatrimotor.
Acerca de la autora: Raquel Sequeiro
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